PATENTE DE CORSO

CADETE MASCULINO – Grupo “C”.


Asesoría ALTEC – C.B.C.: 53

C.B. MURCIA-95: 79

Fantástica primera parte de nuestro equipo cadete-95, ante todo un Murcia desorganizado en defensa y algo tímido en ataque. Un punto arriba para los cartageneros en el primer cuarto y cinco arriba para los de Murcia al finalizar el segundo, dan muestra de esa igualdad que nos deparó el primer tercio de hora de juego.

Pero al comenzar el tercer cuarto el panorama cambió totalmente. El equipo pimentonero ha enseñado sus garras y ha enarbolado la bandera pirata que les identifica y les hace dignos merecedores de ese primer puesto en la tabla. Daba igual quien entrara a canasta o hiciera tiro exterior, tanto el del parche en el ojo como el de la pata de palo, incluso podríamos afirmar que algún balón pasó por el aro empujado por algún garfio insensible. Todo vale para estos bucaneros mercenarios. Merecida victoria, sin duda y sin peros.

Y por hacer algo de literatura y por comentar inquietudes que durante varios años me tienen un poco despistao, ¿con qué joyas, parabienes, barriles de ron o riquezas varias, procedentes del saqueo autorizado, tributará la entrenadora del C.B. Murcia-95 y a qué señor, para gozar de patente de corso? Pido a Dios que no se me malinterprete. No es más que una metáfora para comparar esa actividad delictiva de los piratas que, durante los siglos XVI al XVIII y bajo autorización de una nación o reino, saqueaban a sus anchas a todo tipo de embarcaciones y puertos, sin por ello poder ser ajusticiados, ya que parte de su botín era pagado como tributo a su mentor.

De igual forma esta entrenadora protesta y vocifera cuantas jugadas le parecen contrarias, acompañando con irreverentes aspavientos, llegando incluso hasta saltar sobre la mesa de anotación cuchillo en boca, bajo las miradas comprensivas de cuanto árbitro la contempla, todo ello sin obtener a cambio reprensión alguna en forma de t mayúscula. Esta chica protesta hasta las faltas pitadas al contrario, ya que posiblemente le parezca insignificante sanción la que le beneficie con un par de tiros libres, y más ajustado a su derecho pasar por la quilla al infractor del equipo contrario. Por actitudes infinitamente menos desafiantes he visto entrenadores viendo terminar sus partidos desde la grada, o en el peor de los casos por la rendija de alguna puerta de emergencia u ojo de buey, claro que estos no son más que simples marineros. Y hasta ahí puedo y debo leer, ya que acabo de abrir uno de aquellos barriles de ron y si se me calienta el morro…

Jesús García (Cronista del ALTEC-C.B.C.)